Como padres, nos vemos en la necesidad de brindarles a nuestros hijos, todo lo que esté a nuestro alcance para cubrir sus necesidades, desde comida, ropa, hasta algún que otro capricho que disfrutamos cumplirles. Nos preocupamos por su bienestar y poder brindarles lo mejor de nosotros, generalmente creemos que teniendo un niño físicamente sano, bien alimentado y con sus necesidades cubiertas estamos bien, pero en muchas ocasiones, suenan las alarmas cuando vemos que dejamos de lado o pasamos por alto indicadores de salud psíquica y emocional que frecuentemente no llegamos a reconocer.

La atención en Psicología, lleva muchas veces a pensamientos erróneos sobre nuestro quehacer como profesionales de la salud mental, se escucha en consultorio, “mi hijo no está loco”; “es chico, ya se le va a pasar”.  Necesitamos en primer lugar desterrar esta opinión ya que la mayoría de las personas asisten y deben asistir a un profesional y esto no es en absoluto sinónimo de locura, incapacidad o fragilidad.

Es necesario también comprender que los niños son mucho más susceptibles que los adultos y aquellas pequeñeces que pueden ser pasadas por alto o que no son tomadas en cuentas por los padres pueden causar dificultades en nuestros hijos a la hora de relacionarse y sentir emociones.

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¿Qué hace un Psicólogo?

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El Psicólogo es un terapeuta profesional que estudia los comportamientos y procesos mentales de los seres humanos en sus tres dimensiones: cognitiva, afectiva y comportamental. Los Psicólogos desempeñan tareas fundamentales en el desarrollo de los individuos y las instituciones, mediante una gran variedad de tratamientos, fundamentados en evidencias que nos ayudan a mejorar nuestras vidas.

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¿Cuándo debemos consultar?

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No es realmente necesario esperar que una señal nos indique que debemos llevar a nuestro hijo a un Psicólogo, hacerlo simplemente porque lo deseas puede acercarte más a las formas de entender y comunicarte con él, poder distinguir cuándo necesita ayuda y cuándo se encuentra bien emocionalmente.

Sin embargo, hay cosas que muchas veces pasamos desapercibidas y debemos prestarles atención.

• Si tu hijo llora constantemente, se frustra con facilidad. Podríamos tomarlo con un niño “malcriado” pero debemos comprender que si el niño está pidiendo atención y lo hace por este medio tenemos que escuchar a qué se debe.

• Si es muy callado o deja de hablar de manera repentina. Debemos atender a la causa de su falta o dificultad de comunicación de lo que está sintiendo.

• Si no presta atención, se dispersa fácilmente, no puede mantenerse en alguna actividad o  se olvida de tareas sencillas.

• Si nota dificultades en el contacto social, no puede quedar solo en ningún ambiente conocido o con personas cercanas, es muy apegado o se asusta con facilidad, puede que tenga problemas de confianza que necesita superar.

 

Además de estas conductas es interesante saber en qué puede ayudar un psicólogo.

• Problemas de ansiedad.

• Problemas de ira o conductas disruptivas.

• Problemas familiares (envidia a un hermanito, perdida de algún ser querido etc.)

• Problemas en la escuela (acoso, frustración)

• Depresión o baja autoestima.

 

Cuando de niños se trata, es importante que tengamos una comunicación constante, es imprescindible que se sientan comprendidos y escuchados, que encuentren a sus padres para dar nombre y poder hablar de sus emociones.

Como Psicólogos podemos ayudarlos  a mejorar esta comunicación, reconociendo la existencia, si la hay, de alguna dificultad y se hable sobre ello.

Generando  apoyo al niño se trabaja el apoyo de los demás miembros de la familia para que el contexto donde se desenvuelve sea sano para todas las partes participantes.

No dudes consultar con los especialistas en la pestaña “CONTACTO”.

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               Compartido por Tamara Ceroleni, Lic. en Psicología